En nuestra parroquia tenemos, desde hace ya muchos años, problemas de humedad estructural por capilaridad y por infiltración en nuestro templo y en las distintas estancias como los salones parroquiales y las dependencias correspondientes a la sacristía y los despachos parroquiales.
Este problema grave de humedad y filtraciones de agua conlleva complicaciones de salud para quienes trabajamos en dichas dependencias: principalmente a nuestros sacerdotes y diácono, el personal de secretaría, de limpieza, los coordinadores de los múltiples grupos parroquiales, la Hermandad Sacramental, pero también la feligresía que asiste y hace uso de cualquiera de estos espacios de manera recurrente.