“… Deseo que el primer domingo después de la Pascual de Resurrección sea la Fiesta de la Divina Misericordia….. ese día los Sacerdotes han de hablar a las almas sobre Mi Misericordia inconcebible e infinita” (Del Diario de Santa Faustina Kowalska).
Esta fiesta fue instaurada por el Papa Juan Pablo II 30 de abril del año 2000 para toda la Iglesia.
En nuestra parroquia se celebrará de forma solemne esta fiesta en cada misa y se rezará la coronilla de la Divina Misericordia.
La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje:
“Dios es Misericordioso y nos ama a todos … «y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia»(Diario, 723).
En esta fiesta los fieles que lo deseen tendrán la posibilidad de obtener la indulgencia plenaria para ellos mismos o para un ser querido fallecido. En sus apariciones a Santa Faustina Kowalska, Cristo, bajo la devoción del Señor de la Divina Misericordia, aseguró varias gracias a los que se acogieran a su misericordia.
“Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores… El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas… Que ninguna alma tema acercarse a mí, aunque sus pecados sean como escarlata”, dijo el Señor en una de sus apariciones a la santa polaca.
En junio de 2002, San Juan Pablo II instituyó oficialmente la indulgencia plenaria para esta fiesta que se celebra el segundo Domingo de Pascua.
Para ello publicó el “decreto sobre las indulgencias recibidas en la Fiesta de la Divina Misericordia”, un don que también puede alcanzar a los enfermos y los navegantes en altamar.
La indulgencia plenaria se concede al fiel que participe en actos de piedad realizados en honor de la Divina Misericordia, con las condiciones habituales de confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa.